La fuerza de los santos populares abreva en el desamparo y la debilidad, vivencia eterna y eterno problema de la humanidad de acuerdo con Jung, para quien los mitos son manifestaciones psíquicas que reflejan la naturaleza del alma. La población mexicana posee místicas y religiosidades populares sincréticas, las cuales recuperan elementos de diversas matrices religiosas que integran aspectos sacros y profanos y conforman los rasgos de la emoción religiosa y la voluntad de creer. En esta obra, analizamos a la mística popular a partir del culto a santos populares que han adquirido conspicua presencia en ambos lados de la frontera México-Estados Unidos. Nos interesa interpretar los procesos socioculturales y de precarización social a través de los cuales se generan manifestaciones conformadas desde religiosidades populares que han aupado a un conjunto de santos anclados a temas y ámbitos (trans)fronterizos, como ocurre con Jesús Malverde, conocido como el santo de los narcotraficantes; la Santa Muerte, figura atávica cuya fuerza desborda los límites nacionales; el Niño Fidencio, taumaturgo que mantiene importante presencia transfronteriza, y Juan Soldado, identificado como el santo de los migrantes indocumentados.