Este libro es un excelente ejemplo de cómo la historia local puede iluminar la cultura y la historia transnacionales, en particular explica cómo el desarrollo de Tijuana y su centro turístico Agua Caliente, saciaron las necesidades de los estadounidenses que buscan escapar de las garras restrictivas de la reforma moral progresiva de su país. Después de 1900, Tijuana se convirtió en un refugio para el consumo de alcohol, la prostitución, las carreras de caballos, juegos de azar y otras actividades prohibidas en California y estados vecinos. Con el tiempo, la popularidad de la ciudad inspiro a los cuatro empresarios “Barones de la frontera” (tres norteamericanos y un mexicano) a abrir el glamoroso complejo de Agua Caliente, el cual incluía un elegante hotel, spa, casino, hipódromo, campo de golf, canchas de tenis, restaurantes e incluso su propia pista de aterrizaje. El complejo turístico atrajo a miles de visitantes anuales a partir de su ostentoso debut en 1928, asistencia que se mantuvo hasta 1935, cuando el gobierno mexicano prohibió los juegos de azar.
[…] el profundo y bien ilustrado estudio de Vanderwood analiza cómo el turismo transfronterizo que visitaba Tijuana y Agua Caliente fomentó la creciente relación simbiótica que posteriormente sirvió como inspiración para futuros complejos turísticos y de juego en las Vegas y otros lugares de los Estados Unidos.
En este volumen [Paul J. Vanderwood] se ocupa de algo más que el breve reinado que por siete años ejerció [el complejo turístico] Agua Caliente, el cual es fascinante por sí mismo. Los movimientos de reforma [moral progresista] de principios del siglo XX [en los Estados Unidos], y sus consecuencias no deseadas, juegan un papel importante en la historia. El estado de la corrupción política, tanto en el sur de California como en México es ilustrado generosamente, así el juicio de los dos atracadores [del auto del dinero] el cual muestra la desafortunada y pobre observancia de la aplicación de la ley en la ciudad de San Diego. También hay una discusión fascinante sobre el crecimiento y el desarrollo de la ciudad de San Diego y su desventaja en comparación con la ciudad de Los Ángeles. Todos estos factores hacen contribuciones significativas a la historia de California y México y el territorio fronterizo que comparten.
Así que hay mucho que se puede degustar en este buen libro, del cual no es menos importante su deliciosa prosa, que es tan buena como la historia que se narra.