El American dream o “sueño americano” metaforizó la promesa y la posibilidad real para millones de personas decididas a emigrar a las ciudades y campos de Estados Unidos para iniciar una nueva vida. Bastaba con tener ganas de trabajar y de salir adelante, porque la libertad –el libre mercado incluido– haría el resto. Sin embargo, el racismo y otros obstáculos administrativos obligaron durante décadas a millones de mexicanos y a tantos otros americanos a cruzar de forma irregular atravesando el río Bravo/Grande, los desiertos y las montañas del south-west: Texas, Nuevo México, Arizona y California. Pero desde finales del siglo XX y principios del XXI, en Estados Unidos se restringió el acceso al sueño americano. Durante el período 1993-2013 en la frontera con México se registraron 20 millones de detenciones y hubo más de 8 500 muertes de mujeres, varones, menores, ancianos, en su intento por vivir del otro lado de la frontera.
El desierto de los sueños rotos, libro heterodoxo de antropología, habla de las/os migrantes que cruzaron fronteras clandestina e irregularmente, que se movieron sin documentos al interior de varios países en su trayecto hacia el norte y que han sido víctimas de todo tipo de abusos, injusticias y violencias.