Desde un enfoque de la Economía Política Internacional Ilícita y uno complementario que estudia las fronteras, los Estados territoriales y los flujos ilegales, este libro tiene como objetivo general discutir el papel que ha jugado la política prohibicionista de las drogas de Estados Unidos en la conformación del sistema global transfronterizo de las drogas prohibidas en América Latina. En esta red global las fronteras terrestres, marítimas y aéreas de México tienen un papel de nodos del flujo de los mercados ilícitos, en especial de las drogas prohibidas. La frontera norte, es un espacio estratégico de contención de los mercados ilícitos como resultado del endurecimiento de las políticas de seguridad de Estados Unidos que imponen una “barrera” a los flujos. Lo anterior, dificultó el cruce del flujo de drogas prohibidas por parte de los grupos del crimen organizado transnacional y desató una feroz pelea entre ellos por la reconquista de rutas, territorios y cruces fronterizos que ya eran controlados por otros grupos delincuenciales. En este contexto, los impactos sociales de dicha confrontación se cuantifican en miles de los homicidios, la existencia de cientos de huérfanos, viudas, padres, hermanos que se quedaron sin un sustento económico. Por el contrario, la frontera sur es un espacio libre para el flujo de los mercados ilícitos al existir poca presencia del Estado mexicano en los puertos fronterizos. Lo anterior, se expresa en una menor incidencia delictiva y una baja tasa de homicidios. De igual manera, las fronteras marítimas y aéreas fueron usadas con mayor frecuencia como espacios para el flujo de drogas prohibidas. Los dos principales puertos mexicanos; Lázaro Cárdenas, Michoacán y Manzanillo, Colima son los que de manera primordial son usados por los grupos del crimen organizado transnacional para recibir grandes volúmenes de drogas las prohibidas de Sudamérica, precursores químicos procedentes de China, Tailandia e India y enviar de regreso dinero para el pago de los cargamentos de cocaína recibidos. Las ciudades puerto también presentan altas tasas de homicidios dolosos, en el año 2016 el estado de Colima fue el que tuvo la mayor tasa de homicidios del país. En suma los costos de la política de prohibicionista de Estados Unido se puede cuantificar con un saldo de miles de muertos y desaparecidos en todo el país pero especialmente en las zonas fronterizas. Por lo anterior, es urgente un cambio del paradigma prohibicionista a uno regulacionista, en donde el enfoque sea la salud pública que incluya a todos los países que forman parte del sistema global transfronterizo de las drogas prohibidas.