La antropología cultural, a veces, vuelve a los acantilados de Trieste tras los pasos de Riner Maria Rilke para escuchar frente al mar cómo el viento susurra el inicio de las Elegías de Duino. En busca de la poesía del futbol es un intento por comprender el fiat lux del futbol y captar el equivalente a la radiación cósmica de fondo del universo, improntada en un conjunto de rasgos contitutivos y varias pátinas de sentido elegidas por azar-y-reflexión -imposible ser exhaustivos- para arrojar luz sobre la demensión humana de este deporte como artefacto cultural. Un juego cuyas entrañas o heteroestructura subyaciente está hecha de campo, aire, rayas blancas, porterías, movimientos del balón, reglas y arbitraje, jugadas y sistematicas tacticoestratégicos, goles y presencia de jugadores movidos por la humana memoria filética (vislumbrada en la sicomotricidad o en las habilidades intrasferibles) y el componente del agón, de la lucha competitiva, y su reverso de alegría, de fiesta. Todo lo demás es incertidumbre e intuición, un fluir de acciones y acontecimientos, deep play (Geertz). Al final nos queda la misma pregunta que se hiciera William B. Yeats: "How can we know the dancer from the dance?" ¿Cómo podemos distinguir al futbolista del futbol, al juego de la humanidad, a la humanidad de la cultura?