Esta obra colectiva representa una contribución empírica al concepto de ciudadanía. En ella se presenta una reflexión teórica y crítica sobre los límites ideales de la categoría jurídica, además de un análisis que se deriva de estudios de caso que revelan la existencia de una inadecuada comprensión del ciudadano en la legislación y las instituciones actuales. Se explica que el individuo suele definirse por dichas figuras jurídicas como un elemento externo al entorno ecológico, sin acertar que la ciudadanía se explica por su vínculo con la comunidad y su relación de comprensión-cuidado de territorios de vida y de uso. Por tanto, se hace necesario repensar la categoría más allá del engaño y autoengaño del lenguaje y llevarla a un escenario funcional que refleje el contexto en que vivimos.
Ante eso, se propone que la ciudadanía sea repensada como un devenir político que coevoluciona con las relaciones socioecológicas, complejas y dinámicas del entorno. Se considera que, independientemente de su definición intrincada, es un instrumento imprescindible del ejercicio político, necesario para hacer frente al escenario de crisis ecológica, social, política y económica en que estamos inmersos.